Jon, amigo de la infancia, había estado a lo largo de la noche observandome, hasta que acabó viniendo a donde mí. Si lo que quería ofrecerme era comprensión o nostalgia, podía ahorrarse esa perdida de tiempo.
-Sofia, hacía meses que no te veía. Estas espectacular-dijo mientras me besaba en la mejilla.
-Hoy no es día para lamentarse, o eso es lo que me decías hace tiempo-dije con una amplía sonrisa en la cara.
-Ya no se te ve el pelo, echo de menos esas tardes. Siento lo de tu hermana . . .-aquello fue suficiente para terminar la conversacion, le tape la boca con los dedos, y entonces me dirigí a por la sexta copa de whisky.
Mientras el whisky caía lentamente sobre mi copa, todo se convertió frío, la gente se había congelado, todo había desaparecido, estaba sola. Era lo mas diferente que había sentido nunca, me faltaba el aire y se me hacía imposible respirar. Entonces sentí una presencía, no estaba sola. Eran Jesica y Abel. Abel tenía el rostro completamente pálido, sus ojos eran grises y tenía el pelo rubio castaño y sentía que lo necesitaba. Era tan hermoso como Jesica, su rostro era igual de pálido, tenía el pelo completamente rubio y ojos azules cristalinos, acaparaban toda mi atención. Los dos me atraían demasiado como para quitarles la vista, era algo químico, se apoderaba de mi.
Todo terminó cuando sus ojos cambiaron de color, y se convirtieron rojos, tan rojos como el rubí, más tarde sentí que algo me atravesaba, era un dolor inmenso, pero para cuando quise gritar mis ojos se habían cerrado. No recuerdo haber vuelto a aquella fiesta.
-CUANDO ABRÍ LOS OJOS EL DOLOR QUE SENTÍA ERA INFINITO-
Frío, palidez, perfección... esto pinta a presencia vampírica xD
ResponderEliminarMe gusta mucho como escribes.
Saludos ^.^
Muchaaaas gracias por el apoyo Hancastera :) la palidez estara siempre muy presente
ResponderEliminarBesosss ^.^