Seguidores

martes, 31 de enero de 2012

Capítulo 2 ; Diferentes, como el cielo .

Durante la fiesta todo estaba saliendo perfecto. Era todo tan impecable, había buena música, un excelente decorado, una pista de baile con una impresionante iluminacion, gente realmente elegante y bebida para olvidar durante unas oras quien eres, y sentir que puedes brillar. Jesica y Abel, eran sin duda las personas que mas destacaban, la gente no paraba de acercarse a ellos, era como si necesitasen su presencia. Me había ido descontrolando a lo largo de la noche, hacía tiempo que me sentía tan libre, no podía parar de bailar. Ya no era la misma, había cambiado, me movía diferente, ya no era la triste Sofia, que había dejado de sonreir.

Jon, amigo de la infancia, había estado a lo largo de la noche observandome, hasta que acabó viniendo a donde mí. Si lo que quería ofrecerme era comprensión o nostalgia, podía ahorrarse esa perdida  de tiempo.
-Sofia, hacía meses que no te veía. Estas espectacular-dijo mientras me besaba en la mejilla.

-Hoy no es día para lamentarse, o eso es lo que me decías hace tiempo-dije con una amplía sonrisa en la cara.

-Ya no se te ve el pelo, echo de menos esas tardes. Siento lo de tu hermana . . .-aquello fue suficiente para terminar la conversacion, le tape la boca con los dedos, y entonces me dirigí a por la sexta copa de whisky.

Mientras el whisky caía lentamente sobre mi copa, todo se convertió frío, la gente se había congelado,  todo había desaparecido, estaba sola. Era lo mas diferente que había sentido nunca, me faltaba el aire y se me hacía imposible respirar. Entonces sentí una presencía, no estaba sola. Eran Jesica y Abel. Abel tenía el rostro completamente pálido, sus ojos eran grises y tenía el pelo rubio castaño y sentía que lo necesitaba. Era tan hermoso como Jesica, su rostro era igual de pálido, tenía el pelo completamente rubio y ojos azules cristalinos, acaparaban toda mi atención. Los dos me atraían demasiado como para quitarles la vista, era algo químico, se apoderaba de mi.
Todo terminó cuando sus ojos cambiaron de color, y se convirtieron rojos, tan rojos como el rubí, más tarde sentí que algo me atravesaba, era un dolor inmenso, pero para cuando quise gritar mis ojos se habían cerrado. No recuerdo haber vuelto a aquella fiesta.

-CUANDO ABRÍ LOS OJOS EL DOLOR QUE SENTÍA ERA INFINITO-

domingo, 29 de enero de 2012

Capitulo 1 ; Se han terminado las lágrimas.

Sofia, si ese es mi nombre. Probablemente sea la adolescente mas normal de todos los tiempos. Tengo una larga melena morena, unos ojos azules como el zafiro y soy tan vergonzosa que apenas puedo hablar delante de la gente, tengo pánico a relacionarme  y aunque detesto esta faceta de mi personalidad, sabía que me protegía el ser tan distante. Vivo en Arosa, el pueblo donde antes anochece de toda España.

Acababa de vivir probablemente el peor año de toda mi vida, se me habían acumulado tantos problemas, tantas sensaciones a la vez. La muerte de mi hermana Claudia había marcado mucho mi vida, había creado en mí tantas inseguridades. Como una persona de 23 años, con una vida estupenda ¿había decidido desbordar su vida por la ventana desde el septimo piso de un hotel? Eran tantas preguntas sin respuesta y por mucho que las buscase, cada día me parecía todo mas irreal, sentía que me volvía loca. Todo esto lo había ido superando con el paso del tiempo, asimilando su ausencia, con ayuda de una de la psicologas mas prestigiosas del pueblo y mi preciada amiga Vanessa; me había sido de vital ayuda su apoyo, compresion y sonrisa. Si no hubiese sido por ellos, seguramente no habría levantado nunca cabeza y seguiría el mismo camino de mi hermana.

Comenzaba un nuevo año, primero de bachillerato prometía ser el mejor año, lleno de nuevas experiencias que saborear y todo esto, comenzaba hoy, en la fiesta de princpio de curso, estaba tan ilusionada que el simple hecho de pensarlo revolvía mis tripas. Además mis padres habían decidido pasar el fin de semana fuera, por tanto las espectativas eran tan motivantes que una sonrisa cruzaba mi cara cada vez que lo recordaba.

Esta seria la primera vez que saldría por la noche en este pueblo. La verdad es que siempre habían recorrido leyendas sobre Arosa, cosas terribles y todas estas leyendas se reducian a los mismo: la sangre. Es por eso, por lo que mi madre había intentado que saliese lo menos posible, por mi seguridad, ya que la muerte de Vanessa les había creado la necesidad de protegerme cada minuto, pero mis 16 años les había hecho cambiar de opinión.

Para cuando me vestí, con un vestido rojo y unos zapatos negros de tacón, me peine y me preparé, eran las 8 de la noche, hacía tanto tiempo que no me miraba al espejo y sentía que relucía. Vanessa estaría por llegar. Así fue, me recogió y nos dirigimos al bosque donde nos esperaba una noche llena de sorpresas, una noche inolvidable.

Mientras caminabamos tuve una extraña sensación, todo se había quedado frío, notaba una presencia y me pareció ver tras los árboles unos ojos tan rojos como la sangre, que crearon un escalofrío inmensio en mí.

   Comeduras de cabeza, esta noche nadie prodría arruinarla.